Hace un mes, sólo un mes, esto empezaba.
Hoy la realidad es abrumadora, Ivan Basso recuerda cómo surgió el primer caso, y lo que vino.
“En Italia tuvimos los primeros problemas entre el 21 y 22 de febrero. Hubo un infectado por coronavirus, surgió cierta preocupación, pero pasó al día siguiente. Sin embargo, el susto gordo llegaría al momento” empieza explicándonos.
Y partir de ahí una historia que todos conocemos, una historia de angustia y cifras que se plasmó en hospitales colapsados por toda Lombardía y en especial la región de Bérgamo, la bella e histórica ciudad que tantas veces hemos admirado en la “clásica de las hojas muertas”.
Ivan Basso pasa estos días en su casa de Varese, a treinta kilómetros de Milán. Es lombardo, su región es la más castigada por esta desgracia llamada coronavirus.
“Es una situación compleja -admite- muy complicada, tenemos que irnos al 46, a los años posteriores de la Segunda Guerra Mundial para recordar tanta desgracia. Los infectados no paran de crecer y los hospitales llevan días colapsados. Llevamos días de vértigo”.
¿La familia? Bien, él también
Su familia y él van camino de tres semanas de confinamiento.
“Salimos de uno en uno, sólo para la farmacia y el súper, nada más -dice-. No sé, es una prueba, una situación que nos pone ante el límite. Nos hace apreciar lo que tenemos, que no es poco, y querer mucho a nuestros sanitarios que están en la primera línea. Es una prueba de país”.
Y no es sencillo “por que todos nosotros podemos expandirlo, es una enfermedad muchas veces asintomática. Por eso es tan importante quedarse en casa, estar confinado y respetar las normas de las autoridades”.
Ivan pasa estos días, como decimos, en casa con su familia, su mujer y cuatro hijos. En esa casa hay todo tipo de realidades, sin duda, desde adolescentes de 17 años a niños de cinco: “Cada uno con sus problemas e inquietudes, pero lo llevamos bien. Todos son conscientes de lo excepcional del momento”.
Una excepcionalidad que va a dar paso a un paisaje nuevo, una normalidad 2.0: “Eso es cambio de hábitos, prioridades y economía. De aquí habrá tiendas que no podrán abrir, otras sí, la criba está siendo muy grande. El virus será también económico, pero una cosa queda clara: deberemos ayudar más a nuestro sistema sanitario”.
“Mis días pasan enteros en casa. Trato de hacer una hora u hora y media diaria de rodillo y paso buenos ratos con mis hijos. Además, tenemos el equipo con Alberto y Fran (Contador) con veintidós personas y sus familias empleadas. Para nosotros las personas son lo primero, antes que el deporte, y debemos responder por ellas”.
Lombardía, una región abierta para todos
“Nuestro mensaje es de dificultad, de una región que lo está pasando muy mal, que lucha por arreglar un problema muy importante. Queremos trasladar nuestra experiencia y nuestras vivencias en estos momentos, porque creemos que pueden ser muy útiles para otras personas” comenta Ivan.
Es curioso, no hace mucho vio el documental de Bill Gates sobre la incidencia de un virus en la economía y nuestras vidas, y ahora esto: “Es una gran lección, la salud es lo más importante y tenemos que estar felices porque la familia está bien. Todo va cambiar mucho, entre otras cosas, la relación entre los países. En Italia nunca podremos olvidar aquellos que nos están ayudando en estos momentos,” completa en relación, entre otras cosas, al destacamento de médicos cubanos que hace poco aterrizó en el país transalpino.
Y es una situación compartida porque “aquí hablamos mucho de España, estamos muy pendientes de vosotros”.
Entretanto dejamos volar la imaginación, y vamos a esos sitios que son santuarios del ciclismo y están en Lombardía: los lagos de Como y Maggiore, el paso de Ghisallo y un sitio muy especial para Ivan Basso, el “Campo dei Fiori di Varese”, el sitio más especial para el embajador mundial de Gobik.
Y no lo olvidéis, cuando este trago pase, el Duomo de Milán, la moda, la Città Alta de Bérgamo… nos esperan.
Textos: El Cuaderno de JoanSeguidor