Si una cosa está teniendo esta crisis sanitaria que se alarga en el tiempo y nuestros corazones, es que no ha distinguido persona ni condición: todos en cierta medida hemos sido afectados y algunos golpeados por la pérdida de un ser querido.
Julien Absalon ha podido pasar este periodo en su casa por suerte “amplia y con jardín, he sido afortunado en ese aspecto -asegura- aunque no he podido dejar de acordarme de las personas que han fallecido”.
Y es que “esta crisis sanitaria nos ha dejado tocados, es increíble todo lo que ha pasado y cómo está afectando en nuestra vida”.
Una vida que ahora cobra otra dimensión, otra velocidad: “Estos días he podido pensar mucho, estar tranquilo. En lo sucesivo no quiero ir siempre a mil por hora, quiero tomarme las cosas con más calma, tomarme mi tiempo en esas cosas simples que no valoramos normalmente”.
La espera olímpica
Atleta de gran nivel, ahora al frente de su proyecto personal, el Absolute Absalon, el biker nacido en la entraña de los Vosgos dibuja un 2020 especial, sin los Juegos Olímpicos de Tokio en el horizonte próximo, aunque sí a trece meses vista, si todo va bien.
Sus chicos “siguen motivados y fuertes, no les queda otra, esta crisis ha afectado a todo, absolutamente a todo. Ahora el objetivo es acabar bien la temporada, las mangas de la Copa del Mundo que se han reprogramado para agosto, septiembre y octubre y pensar en 2021”.
El aplazamiento de los Juegos Olímpicos no admite discusión en el contexto actual, a los problemas que podían darse en Japón, se añaden las dificultades de muchos atletas para poder prepararse, un callejón sin salida que no ofrecía “otra opción que la que se ha tomado, espero que el año que viene podamos resarcirnos con los mejores Juegos de siempre”.
“No hay plan B, los Juegos Olímpicos siguen siendo la prioridad y el objetivo. Todos están concentrados para ello” anuncia.
Y es que el brillo de la mirada, el tono de la voz de Julien Absalon vibran cuando la palabra Juegos Olímpicos toma la conversación, dos veces campeón olímpico, ese registro le aúpa al estatus de uno de los mejores bikers de la historia, si no el mejor. Al legado olímpico añadirle cinco mundiales, otros tantos europeos y siete Copas del Mundo.
Sin embargo, su carrera siempre ha estado trenzada entre cita y cita olímpica.
“Aquella tarde en Atenas -año 2004- fue tan calculado, tan programado todo, estaba tan concentrado que si te soy sincero tengo los recuerdos justos” rememora.
Cuatro años después en la defensa del oro las cosas fueron algo diferentes: “Pekín es otra historia, si a Atenas iba con vitola de aspirante y con idea de hacer algo importante, en China no había otra que ganar. La presión era enorme, era el ultra favorito”.
¿Cómo convivir con eso?
“Convives y miras adelante” describe enigmático, sabedor de que esa alquimia, de sacar oro de cualquier recodo pertenece a los campeones y que, en todo caso, la deben transmitir a sus discípulos.
El campeón en el cambio
Y es que Julien Absalon es historia viva y oral del BTT, enrolado en él desde hace más de veinte años, ha competido en el BTT de entonces y el actual, en ambos con éxito.
Entonces en circuitos menos técnicos, más largos, trufados de subidas exigentes, actualmente en recorridos más cortos, técnicos y duros. En ambos ha podido, como sobrevivir a las bicicletas y sus cambios, ha sido un campeón en constante adaptación, un caso de éxito en circunstancias cambiantes.
El cambio, eso que para muchos es un problema, para él ha sido un motor: “Ha cambiado todo mucho, en todos los niveles, los circuitos, la técnica, las bicicletas, hasta los medios de comunicación, pero tengo que decir que las constantes novedades han sido una motivación extraordinaria, siempre he tenido ese punto de ambición para seguir creciendo”.
Un camino en el que, a su juicio, queda margen como “lo vemos en las bicicletas eléctricas, una revolución que seguro hará más popular este deporte”.
Y así convive con los tiempos este campeón, un tipo que guarda dos medallas olímpicas de oro en el baúl de las cosas importantes, como testigo de su trabajo y ambición, “un orgullo que me ha abierto muchas puertas, pero que no me ha cambiado como persona. Sigo disfrutando de la familia y la amistad como siempre” presume.
Con el confinamiento severo atrás, también en Francia, Julien Absalon ya piensa en lo que ha de venir, parece que Tokio 2021 está lejos, pero el tiempo, ese que se quiere tomar con más pausa, vuela y cuando quiera darse cuenta aparecerá la cita de París al final del camino.
Textos: El Cuaderno de JoanSeguidor