Cuando Max Richeze aterrizó en Europa hace veinte años, poco o nada podía imaginar de lo longeva y exitosa que sería su trayectoria ciclista. Por delante les esperaban dos décadas de ciclismo al más alto nivel, siendo un de los lanzadores más valorados del mundo, un artista en el difícil trabajo de buscarle hueco y lanzar al sprinter titular.
Max Richeze forma parte de una familia 100% ciclista, algo poco habitual en Argentina, un país volcado por el deporte del balón. Curiosamente no empezó a montar de forma asidua hasta los trece años, edad que parece tardía, pero que supone el motivo principal para mantener el hambre por la bicicleta hasta tanto tiempo después.
Ahora con 39 años, 16 de ellos de profesional, el ciclista del UAE Team Emirates mira con cariño todo lo logrado con la esperanza que sea el ejemplo para los jóvenes que destacan en su país. Max apura sus últimos meses de profesional al lado de Tadej Pogacar, a quien describe como “uno de esos talentos que surge cada cincuenta años”.
En la segunda entrega de Extended Play by Gobik viajamos a la historia de Max y lo hacemos con un compañero de lujo, Mario Sábato, una de las voces ciclistas más reconocibles de todo América Latina.