Decir que la calandra es el ombligo de Gobik, quizá sea exagerar, pero lo que es cierto es que es el sitio más mágico de Gobik, el lugar donde las ideas se plasman en el tejido y la prenda empieza a tomar forma, color y relieve para salir al mundo.
Ricardo Fluixá es quien lidera uno de los equipos más nutridos la compañía, el de calandra, lo es tras nueve años en Gobik. “Cuando yo entré, la empresa empleaba unas veinte personas”, precisa.
UNA TRANSFORMACIÓN REPLETA DE PASIÓN
Así nos recuerda Ricardo su evolución en Gobik: “Estaba en el sector de la madera y me apetecía un cambio. Conocía a José Ramón y Alberto -cofounders de Gobik- de salir en bicicleta juntos. Poco tiempo después, empecé a formar parte de esta apasionada familia”.
Su incorporación a la compañía acabó marcando su vida. “El proceso fue intenso -sonríe- pero gratificante. Todo era muy familiar y cercano, crecíamos juntos y le poníamos un cariño increíble. No sé cuál es la fórmula del éxito, pero estoy seguro de que no le falta ninguno de estos ingredientes” remarca.
No fue sencillo, la calandra es todo un desafío: “Manejamos una gran cantidad de variantes y además, es un proceso que nunca cesa, donde una parte de equipo recibe el papel impreso y otra recoge el tejido ya impreso, donde ya podemos ver los colores originales”.
Por medio, la tinta al agua de cada impresión se evapora y se transfiere al tejido, en un proceso mágico, ágil pero concienzudo, pues significa resolver un puzle en toda regla. Un maillot puede componerse de hasta diez piezas.
CRECIENDO CON GOBIK
Ricardo admite ser una persona muy diferente a aquella que aterrizó en Gobik hace casi una década. “La evolución es total, a todos los niveles”, prosigue. Mi primera calandra era una máquina caótica, hoy podemos decir que contamos con uno de los centros de producción textil ciclista más grandes de Europa. Algo que casi da vértigo, pero que hemos conseguido gracias al trato cercano y directo entre nosotros. Personalmente me siento muy realizado”.
Hoy es responsable de la calandra, de las calandras, mejor dicho. Alrededor de ellas, un equipo de 23 personas coordinado por Ricardo, cuidan con mimo cada pieza del puzle. Ellos son quien hacen pervivir el ADN Custom presente en Gobik, desde sus inicios.
Porque son el engranaje de una cadena inmensa, sin pausa, siempre activa, como Ricardo y los valores que ha interiorizado trabajando en Gobik: “De estos nueve años me llevo un aprendizaje continuo, un proceso en el que me siento una pieza muy importante. Aquí veo que formo parte de una historia de éxito, que hemos vestido al UAE en el Tour, al Movistar, a la FDJ de chicas… eso es un orgullo, una historia que me ha dado seguridad y ganas de seguir este camino que tanto me ha dado”.
Q&A
¿Sales en bicicleta?
Sí, desde hace tiempo además. En verano hago más gravel y carretera, en invierno prefiero la MTB.
¿Cuántos kilómetros te salen a la semana?
No lo llevo muy controlado, por lo general salgo tres veces a la semana, dos mediodías, unas dos horas, más la salida larga el fin de semana, más de 120 kilómetros.
¿Qué música no falta en tu Spotify?
Rock, desde luego, con gente como Fito o Benito Kamelas, aunque me gusta variar. Hasta escucho Alejandro Sanz en ocasiones, eso sí, ese reggaetón seguro que no.
¿Series o películas?
The Big Bang Theory.
¿Vino o cerveza?
Las dos, cada una en su momento.
¿Tour, Giro o Vuelta?
Siempre el Tour, donde van los mejores ciclistas en su mejor estado de forma.