En la ruta por las bondades de Burgos, la cuarta etapa ponía la lupa sobre ese tesoro en forma de mar de viñedos, verdes y alienados que ponen la materia prima para las delicias de la Ribera de Duero, delicias que llenan copas de medio mundo y maridan con las mejores comidas.
Tras el subidón de la victoria de Remco Evenepoel en Picón Blanco, el día que lo deportivo ocupó el espacio que le había robado lo sanitario, el ciclismo volvió a poner los pies en el suelo con una de esas etapas que cincelan el carácter de la Vuelta a Burgos: un calor que aplana y colores ocre para vestir un paisaje por donde no parece correr el agua estos días de julio.
“La jornada nos ha mostrado cuánto ofrece esta zona, de bodega en bodega con un paisaje dedicado al vino, no obstante conviene no olvidar que el aliciente de Roa de Duero está en el asentamiento romano” relata Gino Dona desde la línea de meta.
Una etapa que, como hace dos días, se había marcado en rojo para la extensa nómina de velocistas que han concurrido en la primera carrera del renacer ciclista. Y a la cita no faltó Sam Bennett, el campeón del trébol en el pecho, compañero del líder Remco, y afortunado en la salida de esa curva donde el arco marcaba el último kilómetro. Salió cuando otros se cayeron y aguantó hasta meta en un esfuerzo agónico.
Un esfuerzo en una “llegada muy bonita, con la subida en el kilómetro final y las complicaciones que pudimos ver. El ganador llegó roto a meta”.
Un esfuerzo, el de Bennett, que se hizo con todos mirando al “pequeñín” que iba de morado con la idea de llegar así hasta el final: “La gente se muestra emocionada con Remco y portada en Marca, el ciclismo portada en Marca, eso no pasa todos los días. Todo el mundo hablando de él, Gobik va en ese barco. Estamos muy contentos”.
Y ahora un vaticinio: “Creo que en la última etapa no habrá otra opción para desbancar a Remco, creo que ganará la Vuelta a Burgos. Es el que más gasolina tiene con diferencia, si en una subida más dura que Neila ha sido el mejor, no me parece que vaya a perder el liderato”
Ahora sólo queda el escenario por excelencia de la Vuelta a Burgos: Neila y sus lagunas, allí donde el morado que distingue al líder se hace eterno.
Texto: El cuaderno de JoanSeguidor
Fotos: Photo Gomez Sport