Este fin de semana tuvo lugar en Mallorca una de las grandes atracciones del calendario ciclista y, por supuesto, Gobik formó parte de ella con gran protagonismo. No se puede negar que la carrera, más allá de una fiesta ciclista, fue también un baño de masas que tuvo de todo, y en gran medida gracias a la empresa española.
Nada más llegar se podía preveer el protagonismo que Gobik tiene e iba a tener durante la Mallorca 312 , y es que la presencia de su stand hablaba por sí solo, con una imagen de marca potente que reflejaba a la perfección la ambición y las ganas que hay dentro de la compañía por darle al ciclista lo mejor en todo momento.
La primera sorpresa llegó en forma de reto con el “Watts Challenge”, que como su propio nombre indica, consistía en que todo aquel o aquella que quisiera, pedaleara durante un minuto encima de la bici con el objetivo de conseguir la mayor marca de “watts” posible, y hay que reconocer que el nivel fue bastante bastante alto. Ahora bien, Gobik no se quedó ahí, ya que tenía una sorpresa preparada en forma de Brandon Rivera, rider del equipo INEOS Grenadiers, quién uniformado y encima de su bici, pedaleo junto a algunos privilegiados a los que dedicó una serie de consejos con el fin de dar el máximo durante ese minuto. Además, todos los allí presentes tuvieron la oportunidad de fotografiarse con él e intercambiar unas palabras.
Pero ojo, que el protagonismo de Gobik y Brandon Rivera no iba a quedar ahí. Al día siguiente, es decir, ya en carrera, Brandon sorprendió al ganador del concurso “Climb with a Pro” y a todos los ciclistas de su alrededor haciendo de gregario durante una parte del recorrido de la Mallorca 312, es decir, muchos de los participantes en la carrera, tuvieron el placer de pedalear junto a Brandon durante buena parte del recorrido, algo que seguro que muchos no van a olvidar.
No suficiente con ello, la compañía tenía preparada una sorpresa más para todos los riders, y es que a falta de unos 60 km para llegar a meta, una furgoneta negra con el logo de Gobik, cargada de bidones llenos de agua, comenzó a intercambiar aquellos que los ciclistas llevaban vacíos por estos, una sorpresa muy grata que muchos agradecían con una gran sonrisa, y no es para menos, porque la subida previa a este punto de intercambio de bidones no era para nada sencilla.