No hay que remontarse mucho tiempo, un año, sólo uno: Recordemos el mes de julio de 2020, sin competición aún, esperando que la Vuelta a Burgos diera el pistoletazo de salida a una temporada de circunstancias, cargada de miedos e incertidumbre. Un año después, Tadej Pogačar brinda con el mundo por la consecución de su segundo Tour de Francia.
Dos victorias en la mejor carrera del mundo en menos de diez meses,
eso ha logrado Tadej Pogačar y con él, el debut soñado de Gobik en el Tour de Francia, vistiendo sus sueños, los momentos más duros y marcando el camino hacia una gloria que en ciclismo no imaginamos mayor.
En estos diez meses, Gobik ha sido actor en la preparación y ejecución del mejor triunfo al que se puede aspirar. Cuando desde Yecla se firmó con el UAE Team Emirates este pacto ganador, que Tadej Pogačar estuviera en lo más alto del cajón de los Campos Elíseos, con el Arco del Triunfo cerrando la perspectiva, era algo en lo que todos pensaban, aunque fuera en voz baja.
Tadej Pogačar, inapelable en todos los terrenos
El niño de oro del ciclismo mundial no ha fallado. Es como lo de llegar y mantenerse: Ganar un Tour es muy complicado, sumar más, de elegidos.
Tadej Pogačar ha firmado un triunfo redondo, digno de la excelencia máxima, sin fisuras, acompañado por el UAE Team Emirates en los momentos clave, sabiendo medir cada esfuerzo, calculando cada planteamiento, siendo conservador y ambicioso, a partes iguales, sabedor que en el equilibrio estaba la clave.
Cinco minutos largos le han separado del segundo, un mundo, diferencias que no veíamos desde hace mucho tiempo, son márgenes que hablan de ciclista que apunta a marcar época.
Y este lujo lo hemos visto en tres semanas…
Tadej Pogačar sorteó las caídas del inicio, filtros brutales e inmisericordes que acabaron con algunos rivales, pero no con él. Le llamarán la suerte de los campeones, algo que es imprescindible para ganar cualquier cosa grande, pero en su caso se complementa con una adaptación que roza la perfección.
Ya en la primera semana Tadej Pogačar dominó la crono,
en un ejercicio que marcó las primeras diferencias, tanto reales como mentales. A los pocos días, tras superar una prueba que puso el UAE Team Emirates al límite, la etapa de Le Creusot, abrió un mundo en la primera jornada de los Alpes.
Fue un ataque fácil, danzando sobre la máquina, adelantando ciclistas admirados por su ritmo, él, con esa cara, como sonriendo, como imaginando el premio que le espera en el podio. Abrió una brecha terrible, los cinco minutos que lució la general de París, surgieron de esa etapa y la anterior crono.
Tuvo un momento de fisura, cerca del Mont Ventoux, pero prefirió estirar su renta y esperar a los que venían por detrás. Solventó la papeleta y acabó firmando los Pirineos perfectos, su equipo controló, trabajó para él y no quiso fallar ante su entrega. Ganó en las cimas de Portet y Luz Ardiden, siendo un líder diferente, el primero en atacar, de amarillo incluso, el primero en cruzar la línea de meta.
Tadej Pogačar, sobre sus espaldas, sobre su infinita calidad, Gobik ha debutado en el Tour firmando el amarillo, como la franja central que recorría la pieza de colección que el UAE Team Emirates lució en el asalto de los Campos Elíseos.
Esta historia promete más alegrías…
Por El Cuaderno de JoanSeguidor
Fotos BettiniPhoto / Fizza Photo